A medida que las empresas crecen, también lo hacen sus necesidades de TI. Es probable que te encuentres ante la disyuntiva de mantener tus sistemas de TI tradicionales o pasarte a una configuración basada en la nube. Este artículo expone los pros y los contras de cada una de ellas, ofreciéndole la información que necesita para tomar la mejor decisión para su negocio.
La infraestructura de TI tradicional suele consistir en centros de datos físicos. Estos centros de datos incluyen componentes de hardware y software como servidores, almacenamiento y equipos de red que una empresa posee y opera. Es un sistema que ha estado en uso durante décadas y se erige como la base de muchas empresas.
Este tipo de infraestructura depende en gran medida del hardware físico y del software. Para poner en marcha sus sistemas, necesita una inversión sustancial en servidores, soluciones de almacenamiento y equipos de red. Además, suele ser necesario un equipo informático interno para gestionar y mantener estos componentes.
Comparación entre la infraestructura de TI tradicional y la basada en la nube
Por otro lado, la infraestructura en la nube se refiere a la tecnología que permite a las empresas acceder a potencia de cálculo, almacenamiento y diversos servicios a través de Internet. En lugar de poseer hardware físico, las empresas alquilan o arriendan recursos virtuales a proveedores de servicios en la nube.
Los componentes de la infraestructura de nube incluyen máquinas virtuales, almacenamiento en la nube y capacidades de red basadas en la nube. Esta configuración permite un enfoque más flexible de la informática. Los componentes de la infraestructura en nube se dividen en tres categorías principales: Infraestructura como servicio (IaaS), Plataforma como servicio (PaaS) y Software como servicio (SaaS).
El siguiente vídeo explica IaaS, PaaS y SaaS con más detalle.
Elegir entre infraestructura física e infraestructura en la nube depende de los objetivos estratégicos, las limitaciones presupuestarias y las necesidades operativas de tu empresa.
Brevemente, esta tabla resume las diferencias:
Veamos ahora estos factores con más detalle.
En cuanto a los aspectos financieros, los sistemas de TI tradicionales suelen requerir una fuerte inversión inicial. Estás comprando hardware físico y software, lo que conlleva costes iniciales. Los sistemas operativos y las licencias de software adicionales se suman al gasto.
En cambio, los servicios en la nube suelen funcionar según un modelo de pago por uso. Esto permite a las empresas pagar únicamente por los recursos en nube que utilizan. A largo plazo, esto puede suponer un importante ahorro de costes.
La escalabilidad es una de las principales preocupaciones de las empresas. La infraestructura tradicional puede ser restrictiva en este sentido. Si tu negocio crece, te enfrentas a una inversión adicional en hardware y quizás incluso en espacio físico.
La infraestructura en la nube, sin embargo, ofrece un increíble grado de flexibilidad. Es fácil ampliarla o reducirla en función de sus necesidades. Esto es especialmente beneficioso para las empresas con necesidades fluctuantes. Los proveedores de servicios en la nube suelen ofrecer una gama de opciones, desde arquitectura de nube privada hasta soluciones de nube pública e incluso arquitectura de nube híbrida, para adaptarse a diferentes necesidades de escalabilidad.
La seguridad es primordial, especialmente cuando se trata de datos sensibles. Los sistemas de TI tradicionales ofrecen un nivel de control que algunas empresas prefieren. Su equipo de TI es responsable de la seguridad, lo que puede ser tanto una ventaja como una limitación.
En la computación en nube, las medidas de seguridad incluyen el cifrado, la autenticación multifactor y el cumplimiento de diversas normas del sector. Aunque almacenar datos en un centro de datos de terceros puede parecer arriesgado, los proveedores de servicios en la nube de buena reputación invierten mucho en protocolos de seguridad que a menudo superan los de las organizaciones individuales.
Los sistemas de TI tradicionales pueden enfrentarse a limitaciones de rendimiento, especialmente a medida que el hardware envejece. Sustituir piezas o actualizar los sistemas puede ser costoso y llevar mucho tiempo.
Los servicios en nube suelen garantizar altos niveles de disponibilidad y fiabilidad. El uso de software de virtualización y recursos virtuales garantiza la prestación eficiente de servicios a los usuarios. Además, la potencia de cálculo de la infraestructura en nube suele ser más robusta y fiable que la de los sistemas internos individuales.
La necesidad de un equipo de TI dedicado es uno de los inconvenientes de la infraestructura tradicional. Este equipo es responsable de todo, desde las actualizaciones hasta la resolución de problemas de red.
En el mundo del cloud computing, sin embargo, gran parte del mantenimiento se descarga al proveedor de servicios. Esto permite a su equipo de nube interno centrarse en tareas más estratégicas. Las actualizaciones de software, por ejemplo, suelen ser gestionadas automáticamente por el proveedor de servicios en la nube.
Si le resulta difícil elegir entre la infraestructura tradicional y la nube, una opción híbrida podría ser la más adecuada para su empresa. En una arquitectura de nube híbrida, se combinan los sistemas de TI tradicionales existentes con servicios en la nube. Este enfoque le permite mantener los datos confidenciales en las instalaciones mientras aprovecha los recursos de la nube para una potencia informática escalable.
Las ventajas de un enfoque híbrido incluyen:
Una solución híbrida ofrece un enfoque equilibrado, lo que le permite aprovechar los servicios en la nube sin comprometerse plenamente con una estrategia exclusivamente en la nube. Ofrece un paso de transición, permitiendo a las empresas pasar a la nube a su propio ritmo.
En resumen, tanto las infraestructuras tradicionales como las basadas en la nube tienen sus ventajas. Los sistemas tradicionales ofrecen control y pueden personalizarse, pero a menudo conllevan costes elevados y limitaciones en la escalabilidad. La infraestructura en la nube, de proveedores de servicios que ofrecen IaaS, PaaS y SaaS, proporciona flexibilidad, escalabilidad y costes potencialmente más bajos.
La elección correcta depende de varios factores, como el tamaño de su empresa, sus necesidades y los requisitos específicos del sector. Tanto si se inclina por una estrategia multicloud como si está considerando los beneficios de la nube híbrida, la clave es sopesar estos factores cuidadosamente.
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